La Barcelona que me gustaría ver – Una crítica y una visión

Las grandes ciudades como Barcelona se reurbanizan, desarrollan y modernizan al crecer demográficamente. Es una transformación inevitable. Los políticos municipales tratan de dar mejores servicios a sus habitantes,  aunque no es siempre a gusto de todos los ciudadanos.

El cambio de la ciudad es imprescindible y obvio en algunas partes del Eixample y de la Ciudad Vieja. Es una evolución que también ocurre en otras ciudades europeas. Esta modificación es necesaria, pero ha de debe llevarse a cabo sin perder de vista los ideales que la han distinguido. Aquella ciudad que todos amábamos, la “Barcelona és bona si la bossa sona. Tan si sona com si no sona, Barcelona és bona” se pierde a pasos agigantados en aras de la “bossa”.  No es aquello, que por cierto ya no existe, de poder reunirse con la familia o los amigos en la Rambla para charlar y tomarse un café o una caña. La Rambla era un lugar de todos los lugareños, una mezcla de todo el espectro social a todas las horas del día y hasta altas horas de la noche. Ya no es así. Ahora es algo diferente.

La tibia manera por parte del Ayuntamiento de darle la dignidad perdida al paseo barcelonés, se ha limitado a una mayor presencia policial, no siempre efectiva, la limitación de las estatuas vivientes y la modernización de los quioscos de venta. Las dos últimas medidas han disminuído su sabor ambiental. En el popular paseo se llegó a tal nivel de degradación en la primera década de este siglo, que la prostitución se ofrecía abiertamente, con todo tipo de servicios, en portales y vestíbulos de la zona. Sin embargo, aunque en menor grado, las prostitutas, los vendedores ambulantes ilegales, los carteristas y los trileros siguen campeando a sus anchas a pesar de las medidas municipales. El entorno físico tampoco ha mejorado con algunas de las nuevas edificaciones de las últimas décadas: la extensión del Liceo diseñado por los arquitectos Ignasi de Solà Morales, Xavier Fabré y Lluis Dilme y el edificio construído a ambos lados del Passatge d’Amadeu Bagués  por la firma MBM. Ambas construcciones no respetan la escala ni los índices de diseño que han perdurado varios siglos en el este singular espacio urbano. Es positivo sin embargo, que en estos edificios se hayan mantenido en las fachadas, la gama de colores y el enlucido del paseo.

La Plaza de Catalunya, el centro neurálgico de Barcelona, ha sido remodelada varias veces sin que por ello haya podido ser el punto de referencia de la ciudad. Su entorno urbano no la califica como tal, entre otras cosas, por el complejo de tiendas y oficinas del Triángulo, donde está situado el FNAC. Sus fachadas acusan una escala y unos vanos horizontales completamente extraños en el entorno urbano que la limitan.

En la gran plaza desembocan la Rambla, la Rambla de Catalunya, el Passeig de Gràcia, el Portal de l’Ángel, la Ronda de la Universitat, el Carrer de Fontanella y la Ronda de Sant Pere. Esto quiere decir, que aparte de su dimensión y las calles que la abocan necesita un elemento vertical que “ate” el entorno espacial. Para ello, que más significativo que cuatro columnas de gran altura que soporten un símbolo de la catalanidad.

Este deseo fue objeto de un concurso de ideas en 1983 siendo presidente del jurado, (compuesto por arquitectos, historiadores y críticos de arte) el escultor vasco Eduardo Chillida. El primer premio fue adjudicado a los arquitectos madrileños Beltrán y Casanueva y el escultor Vaquero Turcios. Una votación popular eligió este proyecto que, con rayos láser, dibujaba la senyera en el cielo. El enfrentamiento entre el Ayuntamiento y la Generalitat dio como resultado, seis años más tarde, un pacto entre ambos organismos en que se suprimían los rayos láser y se encargaba directamente a Josep Maria Subirachs. Este artista tendría que hacer un monumento al primer presidente de Catalunya, Francesc Macià. La fea, pesada e inapropiada escultura hecha por Subirachs, ocupa la esquina de la plaza que encara la Rambla.

No es una solución nueva la que convendría diseñar para este espacio público. Un elemento vertical y alto habría de situarse para la función de enlazar el espacio que la circunda y como punto de referencia en el centro de la plaza tal como se ha hecho en otras ciudades del continente: Trafalgar Square en Londres, Sergelstorg en Estocolmo, Place de la Concorde en París, Grosser Stern en Tiergarten y Alexanderplatz en Berlín, etc. En Barcelona existen ya varios elementos urbanos que cumplen esta funcíón: la columna Monumento a Colón al final de la Rambla, la escultura de Roy Lichtenstein “Cabeza de Barcelona” en el Passeig de Colom y la escultura “David y Goliat” de Antoni Llena frente a las torres Mapfre y el Hotel Arts en la Villa Olímpica, donde son, sin embargo, las torres las que remplazan esta función. Además, hay en la Diagonal dos elementos verticales que señalan el cruce de dos grandes vías: el Obelisco con el Passeig de Gracia y la columna erigida a Jacint Verdaguer con el Passeig de Sant Joan. El primero ha sido motivo de controversia ya que originalmente fue un monumento erigido en honor a Francesc Pi i Margall. Una vez terminada la Guerra Civil, el franquismo cambió su simbolismo político borrando las huellas del pasado y dotándole con una escultura en bronce de Frederic Marés. Actualmente se encuenra en un limbo institucional sin que se le haya devuelto su sentido original.

El controvertido Plan Cerdá para Barcelona, aprobado por el Ayuntamiento en 1859, muestra inequívocamente elementos de diseño que lo hacen singular. Su modelo original mostraba la primera ciudad jardín de la historia, unas cinco o seis décadas antes que las más modestas inglesas de Letchworth y Welwyn Garden City, aclamadas como las primeras. Es precisamente este valor histórico a más de lo novedoso del plan lo que lo hace importante. También es lo homogéneo de su hechura por las singulares razones que existían en la España y en la Cataluña de entonces. El ensanche barcelonés al derribarse sus murallas coincidió con la riqueza que provenía de las “indias” y del auge de la industria textil de exportación. Este capital sirvió para edificar, en menos de seis décadas la nueva ciudad más allá de las murallas. Un período que incluyó el Modernismo arquitectónico, que le ha dado su perfil característico. Es la ciudad europea que cuenta con más obras de este estilo.

Por estas características históricas propias, el tipo de material y los métodos autóctonos

de construcción, hacen del Eixample un todo homogéneo digno de preservar. A medida que nos alejemos de la visión original de Cerdá en aras de la “bossa” nos alejamos de la singularidad de esta ciudad. Es importante en el Eixample mantener lo común que le ha dado su perfil particular: la altura de los edificios, los puntales interiores altos, los paramentos con enlucidos en la gama de los beige, los estrechos balcones de las fachadas supeditados a las verticales que provienen de los vanos de las altas puertas de los balcones. Si el aspecto físico exterior del Ensanche se puede resumir en tres estamentos, estos serían: altura y escala de los interiores de edificios, paredes enlucidas y/o pétreas y verticalidad.

El entorno del Palau de la Música ha sufrido críticas durante los últimos años y se ha querido construir un hotel en la vecindad. Este proyecto ha sido repudiado por los vecinos del barrio que han visto como el edificio modernista ha extendido sus locales hacia la Vía Laietana. La ampliación del edificio, el Petit Palau, diseñado por Óscar Tusquets,  se ha entendido como beneficiosa al añadirse una nueva sala de concierto y locales administrativos. La nueva fachada principal que da a la calle Sant Pere més Alt pudo ser más coherente con el emblemático edificio de Lluís Domènech i Montaner. El elemento vertical acristalado que sobresale la línea del cielo entre el edificio antiguo y la esquina, debió mantenerla y darle así más prominencia a la nueva esquina, no competir con ella. Aquí el bajorelieve del árbol que funciona como vínculo con las decoraciones florales de Domenec no tiene el suficiente contraste que debería tener. Se requiere un fondo de ladrillos más oscuros para resaltar el diseño.

El Auditori, la segunda sala de conciertos de la ciudad, diseñado por el arquitecto Rafael Moneo, es un centro musical digno de la pujante vida musical de Barcelona. Sin embargo, es un error el tratamiento de sus fachadas. Nadie que no conozca lo que contiene el edificio podría suponer su función. El aspecto exterior que tiene dicho centro es el de una fábrica donde podrían montarse máquinas de coser, aparatos electrónicos, etc. y es desde luego, totalmente extraño en el entorno urbano del Eixample. No ha habido integración urbana por medio de los materiales utilizados, ni por el tratamiento del diseño de sus fachadas.

El Templo Expiatorio de la Sagrada Familia ha seguido construyéndose desde la muerte de Antonio Gaudí, habiéndose perdido con el incendio del obrador, planos y maquetas en 1936. La continuación de las obras ha sido producto de una Junta todopoderosa compuesta por la alta jerarquía eclesiástica y apellidos de rango. Seguir las obras del templo ha sido la voluntad del arquitecto aunque la construcción durase varios siglos. Gaudí creaba y cambiaba durante la erección de sus edificios. Era un arquitecto in situ y ha habido sostenidas protestas por su continuación por parte de la intelectualidad catalana y extranjera.

La terminación del Templo se quiere lograr el año del centenario de la muerte de Gaudí, en 2026, habiendo un incremento turístico en las visitas al edificio desde que el Papa Benedicto XVI lo consagró basílica. Esto conlleva un mayor flujo de autocares turísticos que difícilmente pueden aparcar en la zona. La terminación del Templo, a pesar de las protestas, es un hecho. El edificio en vez de ser un templo expiatorio como quería Gaudí, se ha vuelto un ícono turístico, tanto para la iglesia como para la ciudad, con un consecuente incremento en la “bossa” de ambos. Teniendo en cuenta este hecho, no cabe otra cosa que darle solución al problema que esto representa. Tendrían que expropiarse los edificios a lo largo de la calle Lepanto y los que ocupan la manzana frente a la fachada principal del templo. De esta manera se lograrían tres plazas frente a las tres fachadas de acceso al edificio. Bajo las plazas, con nuevo diseño, se situarían en una, los autocares de acceso y recogida de turistas y bajo las dos siguientes, servicios turísticos y aparcamiento de vecinos.

La continuación de las obras de la Sagrada Familia nos lleva a pensar si no es un plagio arquitectónico lo que se está haciendo. Se está copiando de fotografías en el más mínimo detalle- completamente fuera de época- el diseño que Gaudí tenía en mente, en maquetas y dibujos, el año de su muerte. Se utilizan otros materiales en la estructura pero se sigue fielmente el diseño del arquitecto. ¿Es un plagio lo que cometen los arquitectos directores de las obras? Mi opinión es que sí, aunque no lo es en las fachadas de la  Pasión y de la Gloria que no siguen los esbozos de Gaudí.

El largo letargo, la discriminación y papel secundario que la ciudad ofrecía antes de ser seleccionada como sede de las Olimpiadas de 1992, fue roto por este evento. El consorcio Estado Español, Generalitat, Ayuntamiento y capital privado pudo, en parte, dotar a la ciudad de modernidad y funcionalidad. Se contruyeron principalmente las Ronda de Dalt y la del Litoral que circunvalan la ciudad, la Villa Olímpica y las instalaciones del Valle de Hebrón. Se dotaron a muchos desarrollos urbanos de esculturas por artistas famosos y se construyó una réplica del Pabellón de España diseñado por Josep Lluis Sert para la Exposición de París de 1937.  Una ubicación poco afortunada.

La réplica de este edificio se debe resituar en la montaña de Montjuich donde ya existen otros centros e íconos de la cultura catalana: el Museo Nacional de Arte de Catalunya, el Pueblo Español, el Pabellón de Mies van der Rohe, Caixafórum, la Fundación Miró, el Estadio Olímpico y su museo, etc. Por tener la importancia histórica que tiene para Catalunya, y para ofrecer conocimientos por el que pasaba la España de entonces, debería completarse con réplicas fidedignas tal y como se exhibieron en 1937: el mural “Guernica” de Picasso, el móbil “Fuente de Mercurio” de Alexander Calder,  el “Segador” de Joan Miró, “Montserrat” de Julio González, la gran escultura de Alberto Sánchez “El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella” completadas con fotografías, carteles, mobiliario y productos que España producía en aquella época. Las esculturas “Las Cerillas” de Claes Oldenburg que circundan actualmente el pabellón, deberían situarse en un parque no lejano. Para el gobierno de Catalunya es un deber recuperar la memoria histórica.

Todo este complejo cultural de la montaña le hace un símbolo del patrimonio y de la nacionalidad catalana y es por ello que las cuatro columnas jónicas diseñadas por el arquitecto Puig y Cadafalch (y derribadas por el dictador, Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera en 1928), construídas recientemente en la escalinata de acceso al recinto expositivo, deberían ser rojas como las cuatro franjas de la senyera.

El Born nuevo centro de actividades culturales, comerciales y ludicas de la ciudad.

 

La rehabilitación del antiguo Mercado del Born como centro histórico-cultural del barrio será un valor añadido a la ya pujante actividad, sobre todo nocturna, de toda la zona. Las estrechas calles históricas han dado cabida a restaurantes y bares, museos, boutiques, discotecas y otras tiendas para hacer del Born un centro nocturno de gran “movida”. La apertura del antiguo mercado conllevará un mayor flujo de usuarios lugareños, barceloneses en general y turistas aumentando las actividades ya existentes. La restauración del edificio, diseñado originalmente por Josep Fontserè y construído en 1876, será el centro neurálgico del barrio.

Todo el entorno de la zona deberá integrarse dándole más pulso al Born.  Las áreas colindantes, el vecino Parque de la Ciudadela, las universidades vecinas, la estación de Francia y la biblioteca provincial de Barcelona servirán de estímulo y nuevas funciones deberían preverse para dotarlo de actividades cívicas, cohesionándolo. El Parque debe ser el corazón político de la ciudad con el edificio del Parlamento, con su nueva extensión, hacia la calle Wellington. El Zoológico deberá tener otra ubicación y tendrá que dejar el espacio que ocupa, aumentando así el área verde de ocio para el ciudadano. La plaza viaducto sobre las líneas del ferrocarril de la Estación de Francia uniría las playas con la parte norte de la ciudad, una vez se continúe la zona ajardinada del Passeig Sant Joan hasta Gracia.

Se proyecta ampliar el Zoológico a costa del área verde del Parque con un plan que se terminaría de implementar en 2020. Una vez más, los beneficios económicos privalecen sobre los ciudadanos en una ciudad que políticamente, debería tener como objetivo todo lo contrario. La ciudad modernista que se obtuvo en el Ensanche se está perdiendo. El Parque de la Ciudadela es el único gran espacio verde céntrico que puede ser utilizado por los habitantes de Barcelona. Por ello mudar el Zoológico de su actual emplazamiento, en vez de ampliarlo, es una prioridad.

El Parque Zoológico es uno de los lugares más visitados (en tercer lugar después del Museo Picasso y el del Barça) donde para entrar a ver los animales en cautiverio, hay que pagar. Desde el año 2006 más de un millón de personas lo visitan anualmente y esta cifra va en aumento.

Lo que fuera restaurante-café en el Castillo de los Tres Dragones, la segunda obra de importancia del arquitecto Lluis Domenech i Montaner, que ha ocupado hasta ahora el Museo Zoológico, volvería a ser un centro cultural con salas de exposición, de conferencias y teatro, con restaurantes y cafés que estuvieran abiertos hasta altas horas de la noche. Un centro de intercambio y cultura accesible a los barceloneses y a los visitantes a la ciudad. Esta función se vería correspondida con cafés al aire libre a lo largo del Passeig Picasso, como parte de las plantas bajas de los Pòrtics de Fontseré. Los toldos y marquesinas darían un ambiente popular al paseo, a la vez que servirían de punto de encuentro  y darían una atmósfera singular al lugar, donde la iluminación del paseo debería tener un papel especial.

La conmemoración del 11 de septiembre tiene un significado especial para los catalanes. Las celebraciones, actualmente tienen lugar  en el gran espacio abierto frente a la Fuente Monumental del Parque. La dignidad de la ocasión requeriría un marco más adecuado. Éste sería el ancho paseo que culmina con la estatua ecuestre del General Prim y que adquiriría un nuevo valor simbólico, situando una gran escultura, por ejemplo, de Rafael de Casanova. Se le daría así al Parque, aparte de contener al Parlamento de Catalunya, un halo institucional  y nacionalista que no tiene en estos momentos. También habría que sustituir el pobre arco metálico o pebetero que sostiene la llama perenne en el Fossar de les Moreres al lado de la basílica de Santa María del Mar. Se requeriría un concurso abierto a arquitectos y escultores para lograr un monumento digno.

El Fórum de Barcelona

 

El entonces alcalde Joan Clos quiso emular los logros de Pasqual Maragall con las Olimpiadas en 1992 con un nuevo proyecto mastodóntico. La zona del Besós y áreas costeras aledañas y la Diagonal Mar se reurbanizaron para alojar ‘la nueva ciudad’. El área del Fórum y los desarrollos hoteleros y comerciales remplazaron barrios de viviendas populares, con poco mantenimiento y elevado índice de criminalidad. La política local  prometió vivienda a familias que lo necesitaban, a precios asequibles (aunque también se prometió lo mismo al construirse la Villa Olímpica). Las protestas no dieron algún resultado positivo aunque sí para la “bossa” empresarial y la política. El cambio del uso de la tierra les produjo un buen dividendo a ambos.

El área del Fórum alojó la primera edición del Fórum de las Culturas, una idea que surgió ocho años antes, cuando Pasqual Maragall era todavia alcalde de Barcelona. Fue organizado por el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat de Catalunya, el Gobierno de España y la Unesco. La nueva área que ocupó el Fórum se ubicó en la desembocadura del río Besós cubriendo unas 30 hectáreas. Los dos edificios principales: el triangular diseñado por los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron y el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona por un catalán, fueron los dos edificios más importantes de un evento que tuvo una duración de 4 meses y medio. El Fórum significó un gran negocio para la Ciudad y un mal negocio para los vecinos. No sólo fueron sus críticas por el costo de las obras (324 millones de euros) y la carencia de nuevas viviendas asequibles sino tambén por quedar como un área muerta después del evento, con una plaza central de 16 hectáreas, sin árboles ni bancos para sentarse.

La área del Fórum requiere la introducción de la escala humana, a la vez que se resuelvan los problemas del vecindario. Se requiere la densificación (léase re-urbanización) de contrucción de viviendas y servicios que devuelvan al ciudadano la  sensación de vivir en un barrio que es suyo, no dedicada a grandilocuentes eventos internacionales. Ya existen en Barcelona otras instalaciones que cubren estas necesidades.

Hay una Barcelona de siempre, con barrios que no he querido nombrar porque son parte de la ciudad que me gusta, las zonas antiguas y modernas donde no son necesarios cambios drásticos. Sin embargo, la transformación de algunas partes de la ciudad y de puntos específicos de ella, es necesaria si es que Barcelona ha de alcanzar el nivel de gran ciudad. La ciudad carece, por ejemplo, de un museo de arquitectura y una biblioteca hispanoamericana que incluya obra gráfica.

Publicado en Urbanismo | Etiquetado , , , , , | Deja un comentario

Hello world!

Hola,

Este blog se refiere a mis opiniones sobre el urbanismo y la arquitectura de los lugares donde he vivido y donde vivo:

la Barcelona de hoy

la Cuba del pasado (y del futuro…)

y África austral.

Espero que sea de interés, y son bienvenidos vuestros comentarios!

Publicado en Urbanism | Deja un comentario